El diagnóstico
Mi diagnóstico “Espectro autista” lo recibí el año pasado un 1 de abril del año 2021, un día antes de la aceptación sobre el autismo. Conocer el diagnóstico para mi, fue muy determinante. Hubo un antes y un después, muchas situaciones comenzaron a cobrar sentido y la culpa por mi inestabilidad emocional, comenzó a quedar atrás.
Inicié un proceso de entender y sobrellevar mis relaciones familiares, amistades e iglesia de una manera distinta, más perseverante y más sana. Apoyada por una psicóloga/psiquiatra quienes me evaluaron y orientaron sobre este “descubrimiento”.
Indagando
El proceso lo inició mi hermana un año antes, quien también es “Espectro Autista”, al conversar con ella e ir reflexionando de nuestras vivencias, nos damos cuenta que habían elementos en común. Comenzamos a indagar nuestra infancia con más detalle, no dejando pasar las particularidades que ¡gritaban! que somos personas autistas.
Lo que nunca conversábamos nos fuimos abriendo. Mi propia hermana me fue guiando. Entonces, el apoyo profesional fue más efectivo por una mayor indagación de la historia familiar y el componente genético. Por la gracia de Dios pudimos llegar a personas con vocación y comprensión del tema. Estudiar sobre el enmascaramiento -algo común- en mujeres autistas fue leer mi propia historia.
Todo este hallazgo me hizo cuestionar dónde estoy y hacia dónde quiero ir (Sí a los 35 años, con una familia ya formada y una profesión) en el fondo fue lograr poner en palabras lo que siempre estuvo ahí, lo percibía (no como autismo) sino algo negativo, quiero estar bien pero no puedo, quiero disfrutar, no puedo. Recibir un nuevo día con la nube negra, me siento terrible, infeliz, desesperanzada. (Era todo un círculo vicioso) ¿Qué rol juega Dios en esto? por qué estar mal y ser creyente.
Etapa escolar
A una temprana edad 5/6 años comenzaron mis batallas al iniciar la etapa escolar, sufrí abuso físico de parte un profesor, me costaba relacionarme con mis compañeros/as. Me cambiaron de escuela y ese periodo lo recuerdo con cariño, me ayudó a contener las heridas que dejó el colegio anterior, pero arrastraba el trauma y el dolor. Además, tenía muchas dificultades en mi procesamiento sensorial, lo que me expuso a situaciones que iré abriendo más adelante. Al momento de tener más experiencia y herramientas que me permiten expresarlo mejor.
Periodos menstruales
Al llegar mi primer periodo menstrual comenzó otro calvario, periodos menstruales muy intensos hasta el día de hoy. Dependía emocionalmente de mis relaciones amorosas, noviazgos desde los 14 años de edad, ya a los 17 años tuve mi primer estado depresivo, fueron meses complejos… no sé como describir ese periodo difícil, estuve muy enferma, (adelgace muchísimo). Tuve convulsiones, que se tomaron como crisis nerviosas o de angustia (ahora sé que eran crisis epilépticas).
No lograba diferenciar la realidad de lo irreal, me agredía. Tenía una confusión mística que me dañaron física y emocionalmente. Además, se vieron involucradas personas que no debían pasar por ello, mis padres, mi mamá y hermanos fueron muy afectados. Sintiéndome inmerecedora del amor y la constante búsqueda del Señor, trataba de ser creyente… una errada idea de la gracia de Dios.