Leí recientemente en un comentario en internet, que ya no debemos emplear el concepto de “crisis” cuando se presentan esos cambios repentinos, conductas disruptivas, malestar, frustraciones, agresiones en niños/as y personas adultas en el espectro. Pero, si lo entendemos solo desde un aspecto médico sería correcto afirmar. Resolvamos la diferenciación.
Para responder la interrogante, primero debemos pensar en las emociones/ (alegría, tristeza, desagrado, etc) las emociones corresponden a nuestro ámbito relacional, de la dimensión afectiva y estás cumplen tanto una función personal y social. Son reacciones transitorias de origen multicausal, de carácter biológico y cognitivo. Se catalogan en emociones agradables y emociones desagradables (no hay emociones negativas)
Cuando hablamos de “regulación emocional” está en directa relación con la inteligencia emocional, competencias socioemocionales, gestión emocional: que se traduce en nuestra capacidad de sentir, percibir nuestros propios sentimientos y de los demás, sirviéndose de la misma información para guiar nuestro pensamiento y conducta. Las emociones juegan un papel importante porque impactan en nuestra manera de vivir y comportarnos. (Goleman, Salovey y Mayer)
Entonces, la desregulación emocional es lo opuesto a las dificultades en reconocer nuestras emociones, deficiencia en interpretarlas no logrando gestionar las mismas, perdiendo equilibrio y ajuste emocional, respondiendo de maneras impulsivas y mostrando emociones fuera de lo esperado socialmente.
Desregulación emocional en autismo
Los procesos de regulación emocional frecuentemente están alterados en personas autistas. Reconocen menos frecuentemente sus emociones, sus percepciones, y tienen dificultades en integrar la información.
La desregulación emocional en autismo se manifiesta con alteración conductual, presentando marcada hiperactividad, impaciencia, irritabilidad, rabietas, agresión, dificultad en concentrarse en distintas tareas, una aceleración de los pensamientos.
La diferenciación entre “crisis” y “desregulación” se da principalmente si comprendemos que el autismo no es una afección la presencia de comorbilidades (depresión/ansiedad) aumentan las posibilidades de desregulación emocional y como el entorno está impactando en las personas autistas.
Hay otro factor que considero importante: a nivel social en diversas áreas descuidamos el componente afectivo.
Familiar e iglesia
Se suele ignorar y reprimir las emociones, historias rotas y deficiencias las relaciones familiares no se desarrollan herramientas concretas, que nos permitan gestionar nuestras emociones.
Educación
Las personas no pueden desarrollarse de manera fragmentaria, enfatizando los procesos de aprendizaje de la información, lo mercantil y tecnocrático.
Trabajo
Se prima la producción, por sobre el bienestar emocional.
Cuidarse y estar bien emocionalmente no es solo voluntad. Las demandas sociales son altas los cambios y el descuido de nuestras emociones aumenta las posibilidades de desregulación emocional.
Algunos pasos que nos pueden ayudar
Adquirir habilidades emocionales constituye parte de nuestro desarrollo.
El apoyo de procesos terapéuticos, que nos ayuden a reconocer nuestras emociones y gestionarlas.
En las comunidades de fe podemos dialogar, estudiar, tener un acercamiento bíblico, incorporando el componente emocional y afectivo.
Integrar elementos de educación emocional en los procesos de aprendizaje que involucre desde edades tempranas hasta la etapa adulta.